A consecuencia del confinamiento y los estragos económicos producto de la pandemia de COVID-19, la mayoría de las familias mexicanas decidieron realizar trabajos de mantenimiento y remodelación con dinero propio en lugar de solicitar un crédito hipotecario.
De acuerdo con la información de la Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI), durante el confinamiento el 58.5 % de las familias mexicanas identificaron que su vivienda necesitaba alguna mejora o remodelación, ya sea para trabajar, descanso, comodidad o atención a enfermos.
Respecto al dinero utilizado para las remodelaciones, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó que 5,2 millones de casas (21,7 % de las viviendas del país) realizó un gasto durante 2020 por alguna de las necesidades antes mencionadas, con un gasto promedio de 18 mil 237 pesos, lo que se traduce en un total nacional de 94 mil 676 millones de pesos.
“La gente busca asesorías para remodelar su casa. Desde ampliaciones como el anexar cuartos o baños, hasta las instalaciones eléctricas o modificaciones más pequeñas. Se calcula que el 70 % de los habitantes del país que levanta una vivienda, lo hace desde la informalidad”, indicó Ernesto Nava, director general de KeObra.
La información de la ENVI revela que los efectos de la crisis económica impactaron también al sector inmobiliarios, pues el 64 % de la adquisición de vivienda en México se realizó con recursos propios durante 2020, mientras que el uso de créditos Infonavit, la segunda fuente de financiamiento, solo representó el 18 %.
“Ante la pandemia, la gente prefirió no arriesgarse. No sabía si la iban a correr del trabajo, no sabía si le iban a reducir el sueldo o qué gastos de emergencia podrían suscitarse. No podía comprometerse a un crédito hipotecario ya que no sabía si con todos estos factores lo podría pagar”, señaló el director de marketing de Lamudi.